Latino America Es Abarrotada Por La Chikungunya

“Empezó con una fiebre muy alta y dolores muy fuertes en todo el cuerpo. En las piernas, en la espalda, como si me hubiesen golpeado. Hubo un momento en el que yo no me podía levantar”, relata a El Mundo, Orlando, colombiano de 59 años, pero podría ser ecuatoriano, hondureño o venezolano. El virus de chikungunya se está propagando por Latinoamérica. En Ecuador, han empezado las campañas de prevención para contrarrestarlo. En Honduras, el Hospital Escuela Universitario sobrepasó la capacidad de atención debido a la cantidad de personas enfermas con el virus. En México, la Secretaría de Salud informó que los contagios se han incrementado un 17,9% en la primera semana de mayo. La mayoría de los pacientes se recupera pero, en algunos casos, las articulaciones pueden quedar dañadas para siempre. Solo en contadas ocasiones, provoca la muerte. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el primer semestre de este año se registraron 2.235 casos confirmados en Nicaragua, en Honduras se sospecha de unos 17.545, mientras que en Colombia 22 personas han muerto a causa del virus. Con estos datos, podría parecer que el chikungunya llegó a Latinoamérica para quedarse. Este virus, que fue identificado por primera vez en Tanzania en 1952, se ha propagado a diferentes países de Europa y América. En 2007, se notificó por primera vez la transmisión de la enfermedad en el Nordeste de Italia. En diciembre de 2013, se registró el primer brote de fiebre Chikungunya en la isla caribeña de St. Martin. Desde entonces, se ha confirmado la transmisión local en más de 43 países y territorios de la Región de las Américas. Hasta abril de 2015 se habían registrado 1.379.788 casos sospechosos en las islas del Caribe, los países de América Latina y Estados Unidos; en el mismo periodo se han atribuido 191 muertes a esta enfermedad, según señala la OMS. El virus que es transmitido por los mosquitos Aedes albopictus y Ae. aegypti, los mismos que transmiten el dengue, se diferencia principalmente del virus dengue porque después de los tres días de incubación genera fiebre alta y manchas en la piel, luego da paso a fuertes dolores en las articulaciones que pueden tardar meses y hasta años en ser superados. Hasta el momento, no existe un tratamiento específico ni una vacuna disponible. La situación podría agravarse con la llegada del fenómeno del niño, porque las lluvias favorecen la reproducción del mosquito. Orlando dice que él y en su entorno toman todas las medidas necesarias para evitar la propagación de la enfermedad. Sin embargo, por la estructura de las ciudades latinoamericanas es imposible controlar al mosquito. En comparación con el del dengue, la especie causante del chinkungunya se vale de cualquier depósito donde podría acumularse agua como cáscaras de coco, vainas de cacao, tocones de bambú, huecos de árboles, charcos en rocas, además de depósitos artificiales tales como neumáticos de vehículos o platos bajo macetas. Además, está presente en regiones templadas, e incluso templadas-frías lo que explica la existencia de este virus en zonas rurales y lugares urbanos sombreados, se explica desde los organismos encargados de la salud pública en la región. Afectación de los trabajadores La propagación del chikungunya altera la cotidianidad. Por ejemplo, en Honduras, a inicios de 2015 el 70% de los pacientes que se atendieron con sospecha de infección trabaja en la maquila. Industria textil muy importante en la zona norte del país donde se encuentran 239 maquilas de las 262 que existen en el país. Para Livys Cubero, gerente de recursos humanos de Génesis Apparel (una de estas empresas textiles), “se corre el riesgo que la enfermedad de chikungunya nos deje empleados incapacitados. En la maquila el colaborador trabaja con maquinaria que debe operar. Si tiene afectado el brazo o un pie, de forma automática daña su proceso productivo e ingreso económico”, advierte. En Ecuador, el Ministerio de Salud de Ecuador (MSP) incrementó las campañas de fumigación en las zonas de potencial riesgo del litoral ante la presencia del mosquito Aedes aegypti para prevenir y controlar la propagación de la fiebre chikungunya y el dengue. Entre enero y abril de 2015, se realizaron 705.189 fumigaciones intradomiciliarias y extradomiciliarias, lo que representa un incremento del 27,1% respecto al mismo periodo de 2014, año en que se realizaron 554.705 aspersiones, indica un reporte del MSP. Desde el organismo estatal, se hace hincapié en la importancia de la participación comunitaria para prevenir la incidencia de estas enfermedades tropicales sobre todo con la eliminación de criaderos en las casas y barrios desechando todo recipiente donde se puede almacenar agua. “La fumigación coadyuva a la reducción del mosquito Aedes aegypti, pero no son por sí solas la solución, pues el insecticida afecta únicamente a los mosquitos que entran en contacto con el químico en el momento de la aspersión, sin efecto residual (es decir, sin efecto sobre otros mosquitos que aparezcan luego)”, advierte en un comunicado el departamento de salud de Ecuador. Es por esto que hasta se han impuesto multas de 354 dólares a las personas que no cumplan con las medidas necesarias para erradicar al mosquito. La ministra de salud de Ecuador, Carina Vance, declaró a medios locales que “sin criaderos no hay dengue ni chikungunya” y puso de ejemplo que “una familia puede cuidar que no existan estos depósitos, pero si el vecino no los elimina, los mosquitos pueden viajar hasta 400 metros a la redonda, es decir, un hogar puede afectar a todo el barrio”.

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